Bajaban por el páramo de Pisba
los casi tres mil.
En los huesos, cargaba cada hombre
los atisbos perversos del frío.
Entre bruma y lluvia
y amplia muerte,
llegan finalmente ante el teatro Elíseo,
a las puertas de Paipa.
Cae la tarde y se avecina la derrota.
Una noche por la Patria,
¡y a entregar la vida!
“¡Con el pecho en alto Coronel,
porque los dioses miran!”
Hay una sola poesía,
y se pregunta,
¿Qué dejaron ellos en la Tierra?
¿Cargo yo en mi sangre con su valentía?
¿Seré yo capaz de la belleza?
Porque en un flamígero destello,
se disipan las flaquezas de los hombres.
Permítanme los dioses despegar
con alas de águila por un instante,
para vivir por siempre
en el recuerdo de las nubes.